martes, 26 de octubre de 2010

Quiero recordar a muchos seres queridos en este apunte.

Una noche de verano
--estaba abierto el balcón
y la puerta de mi casa--
la muerte en mi casa entró.
Se fue acercando a su lecho
--ni siquiera me miró--,
con unos dedos muy finos,
algo muy tenue rompió.
Silenciosa y sin mirarme,
la muerte otra vez pasó
delante de mí. ¿Qué has hecho?
La muerte no respondió.
Mi niña quedo tranquila,
dolido mi corazón,
¡Ay, lo que la muerte ha roto
era un hilo entre los dos.

*********
Señor, y me arrancaste lo que yo más quería.
Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.
Tu voluntad se hizo, Señor contra la mía.
Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.
Antonio Machado

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