La pasada tarde, al recuperar un contacto de mis tiempos de CITY COLLEGE en UK, he sentido, como si de una losa se tratara, el peso del tiempo. He quedado algo alicaído, y sin voz pero con fuerza me he repetido tres veces: no es justo.
¿Ya han pasado 15 años? No es justo que la vida pase tan rápido, ni es justo que podamos resumir una vida en palabras.
Por suerte quede con a mi amiga Virginia, mi paño de lágrimas en momentos de angustia y de diversion. Ella me recordó que cuándo siento que se me escapa la vida, a quellos a los que llevo en mi corazón me atan a ella.
Para eso están los amigos. Es una cuestión de alma, y el alma no entiende de tiempo ni de distancias.
Gracias Virginia !
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